¡¡ Y NO ME VEÍAS!!
Allí estabas, apenas al alcance de un abrazo mío ¡¡Y no me veías!! Que historia se paseaba al otro lado de aquella ventana, que atravesabas con esos ojos hundidos, sombríos y tan tristes ¡¡Es la vida...Opá!!
Esa vida tuya, que tan dura ahora te ha venido, con lejanos recuerdos y recientes temores, te vi tan encogido y tan desprotegido, ¡¡Y no me veías!! Quise gritar tan fuerte como pudiese, para que supieras que te extrañaba ¡¡Para que me vieses Opá!! Solo eso, no pedía mas.
Fui testigo de dolor aquél día... Cuando te esforzabas por calzarte y cada uno de los zapatos, se hallaba en él pie equivocado, y lloré... Poco a poco te estabas ausentando de mi vida, te escapabas irremediablemente de la razón, de la realidad de tu vida, pasada y presente, caminabas lentamente hacía el olvido ¡¡Y no me veías!!
Yo ya no era tu hijo, y era ese lenguaje tan extraño y nuevo en ti, el que sostenía esos momentos de estar a tu lado, el seguirlo ¡¡Dolía!! Como duele todavía, aquél pellizco que me diste en el brazo en aquél pasillo lúgubre, diciéndome ¡¡Sácame de aquí, que yo no estoy loco!! en aquel minuto de conciencia que te venía, y tenías razón Opá, no estabas loco, pero necesitabas ayuda especializada.
Porque vino aquél hijo de puta, que en tu cabeza se metió y tu cerebro se llevó, pero era entrar en esos minúsculos espacios de tiempo, en los que volvías a ser tu, que disfrutaba de tu mirada, tu sonrisa, tus historias, que casi siempre, tenían que ver con nuestras vivencias en la carretera, acompañándote desde chico en tantos camiones, y era entonces cuando...¡¡Si me veías!!
Ya no te podré pedir perdón por lo que quizás no te di, por esos quebraderos que te pude dar en mis jóvenes arrebatos, por no entender tu amor tan silencioso...Aunque yo sé que me querías.
Tuve que aprender, sin poder asimilar tu frágil existencia, a apoyar tu cabeza en mi hombro e intentar aliviarte de tus miedos, a convertirme de algún modo en...¡¡Padre de mi padre!!
¡Que tristeza y dolor tan grande te han herido? Que ya te vas pero sigues estando, y tus manos, carentes de todo tacto, que se aferran a las mías y ese beso al despedirme, casi imperceptible ¡¡Y no estas!! Y no esta tu figura de padre, tu consuelo a mis penas, ni esos momentos sublimes frente a tu puerta, para pedirte que me llevaras contigo.
Te ibas de mi vida y te fui extrañando, no quise que me vieras llorar tu ausencia, pues caminaremos de nuevo de la mano, por esos senderos donde nos lleven tus sueños.
Y ya no veré tu rostro ni tu veras el mío, pero yo... ¡¡Lloraré nuestras lágrimas!!
(
(+ 22 de Junio del año de Nuestro Señor de 1997. D.E.P. Opá.)
Comentarios
Publicar un comentario